Los primeros discípulos recibían sus enseñanzas directamente de Jesús. Para nosotros el objetivo no cambia. Buscamos ser imitadores del supremo maestro para llegar a reflejar su carácter. El resultado y el objetivo de nuestro trabajo seguirá siendo que esas enseñanzas formen a nuevos discípulos a la imagen de Cristo. Esto es precisamente lo que la Iglesia Reformada de Cristo anhela ver reflejado en cada uno de los miembros de nuestra congregación. Oramos por ver creyentes que se esfuerzan "por la fe que de una vez para siempre fue entregada a los santos" (Jds 1:3b LBLA). El apóstol Pablo, queriendo que ese patrón no se pierda, nos dice, “Sed imitadores de mí, como también yo lo soy de Cristo” (1 Co. 11.1).